domingo, 9 de diciembre de 2007

TALLER DE ESCRITURA 8: EL CHINO MÁS FEO DEL MUNDO. POR VÍCTOR FERNÁNDEZ.


Este é Víctor, o autor desta extrana historia dun chinés horripilante. Quizás se un director de cine o lese sería capaz de convertilo nun interesante guión. Elementos sorprendentes non lle faltan.
Era una vez un chino que tenía de todo, desde coches rotos de mentiras hasta coches de oro.
El chino era feísimo, pero todos los hombres y mujeres querían ser sus mejores amigos. Eso parecía muy bueno, pero realmente era sólo por su dinero y él quería amigos de verdad, así que decidió ir a buscarlos por todo el planeta.
Él no estaba muy seguro de adónde ir y le preguntó a su consejero que le dijo que buscara en un bar.
Los de allí lo echaron a patadas y empezó su viaje por la ciudad más pequeña, Sanchinchín.
Por el camino se encontró al conde Jacamulalá y el conde se arrodilló ante él porque eran viejos conocidos y el conde le tenía mucho respeto. El conde era un hombre gordo y muy bajo.
El chino siguió su camino y se encontró un gnomo irlandés muy malo que le dijo que, para llegar antes, se tirase por el agujero que ponía “mide un metro”. El chino se tiró al agujero y el gnomo le puso una jaula encima para que no pudiese salir. A través de ese agujero, que medía muchísimo más de un metro, el chino llegó a Transilvania. Allí daba miedo estar porque todo estaba muy oscuro y había una mansión con un murciélago encima.
El malvado gnomo se enteró de que el chino se había salvado y se fue hasta Transilvania, cuando lo encontró, le puso una trampa: un plato de arroz con unas gotas de somnífero. El chino se comió todo el arroz, se quedó dormido como un tronco y el gnomo lo encerró en un castillo.
Al conde Jacamulalá le llegaron noticias de lo ocurrido, se fue al castillo del gnomo, derribó la puerta y cogió al chino. Con la ayuda de su espada, el conde le dio al gnomo en su punto débil y el gnomo se murió.
De esta manera el conde y el chino sellaron su verdadera amistad y los dos fueron muy felices.

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